No a las SADHace veinte años, los clubes de fútbol de nuestro país disfrutábamos de una democracia que con todas sus limitaciones permitía a este sector ser uno de los últimos reductos de gobernanza mutua cooperativa que quedaban. Sin embargo, la Ley del Deporte de 1992 obligó a convertirse en sociedades anónimas a los clubes profesionales españoles, prosiguiendo con el proceso de desmutualización de todos los sectores (ahora le ha tocado a las cajas de ahorro) que se convierten en coto privado de inversores, gobernados en función de los porcentajes de propiedad de la entidad, en vez de ser propiedad de los participantes y gobernados de forma democrática, como se hacía incluso en tiempos de dictadura en nuestros clubes.

En España desde 1992, los clubes pueden ser propiedad de una persona o grupo de personas, no son ya de sus comunidades de aficionados, lo que convierte a estas entidades sociales y culturales en posibles instrumentos por un lado de explotación del ”mercado cautivo” de sus aficiones, algo económicamente injusto e ineficiente, y por otro de extorsión a las administraciones de quien se solicita favores en nombre de la comunidad de aficionados, del deporte local o de la misma ciudad o región cuando el beneficiario real es el propietario de la entidad privada mercantil con ánimo de lucro como son la mayoría de los clubes. De acuerdo con este punto de vista las sociedades deportivas han pasado de ser entidades pertenecientes a su comunidad originaria a ser instrumentos de explotación económica de las mismas y de las administraciones públicas.

El proceso de privatización y mercantilización del fútbol a lo largo de estos años ha ido provocando una alienación creciente entre las aficiones que cada vez ven más difícil sentirse parte de su club, un club que ya no les pertenece. Además, los clubes en aras de maximizar ingresos no cautivos (los de sus hinchas lo son por definición) ponen cada vez más difícil que sus aficionados acudan a los estadios poniendo precios y horarios imposibles para la mayoría de los espectadores de estadio. Todo este proceso ha venido acompañado de mayores dificultades en la normal expresión de la cultura de grada mediante el uso de métodos represivos de esta. Todo con la intención de convertir el espectáculo futbolístico en plato de un menú fácilmente digerible por el espectador casual, el turista futbolístico o el amante de la moda del momento.

La canalización de esa frustración colectiva de las aficiones se ha ido gestando muy poco a poco y de muy diferentes maneras. Un ejemplo son las asociaciones de aficionados y pequeños accionistas surgidas desde 1992 que buscan de una manera más o menos institucionalizada preservar los escasos ámbitos de influencia de los aficionados en los clubes y SADs y ampliar o crear mediante iniciativas legales nuevos canales de participación. Ya son mayoría los clubes profesionales que cuentan con grupos de este tipo, algunos muy activos y organizados. Muchas de estas asociaciones se agruparon hace algo menos de un lustro en FASFE, la Federación de Accionistas y Socios del Fútbol Español.

Verde y Oro MANUTDPero este no ha sido el único medio de canalización de esta frustración, por ejemplo de una forma naturalmente menos estructurada pero que parte de un mismo origen, desde los fondos de animación de multitud de estadios se protesta habitualmente contra horarios, precios y la paulatina desvinculación de los clubes con sus territorios y aficiones.

Curiosamente en este contexto de insatisfacción de las aficiones con sus clubes, cuando UEFA ve con simpatía la idea de que los clubes sean de sus aficiones (link)m cuando también las instituciones europeas llaman a aumentar los canales de participación de los aficionados en sus clubes (link) e incluso las autoridades españolas se plantean eliminar la obligatoriedad de ser sociedad mercantil para competir en categoría profesional (link), el pasado fin de semana en uno de los clubes que aun cuentan con canales democráticos de participación de los hinchas, nos encontramos con que se ha producido un hecho insólito que limita hasta casi imposibilitarlo que la casi totalidad de los socios puedan presentarse a las elecciones para presidir el club.
Con la obligación estatutaria aprobada el domingo de contar con más de veinte años ininterrumpidos de socio del Real Madrid y, sobre todo, con la obligación de avalar con el patrimonio personal el 15% del presupuesto del club, lo que rondaría cifras superiores a 75 millones de euros, ni una docena de socios del Real Madrid estarían capacitados estatutariamente para presidir el club. La razón aludida para este cambio es el tratar de evitar que “cualquier aventurero” sea presidente del club. Este argumento valdría para eliminar la democracia y convertirla en plutocracia (en este caso legal) en cualquier ámbito, incluso del gobierno de nuestros países, limitando el acceso a los centros de poder a aquellos con altísimo poder económico, parece más bien una forma de perpetuarse en el poder del actual presidente algo totalmente alejado de los principios democráticos que deberían guiar el gobierno de una entidad social de gran importancia como es el Real Madrid.
Es por lo tanto preocupante que el Real Madrid, uno de los pocos clubes formalmente democráticos en nuestro país vaya adoptando una deriva autoritaria que lo aleja de su comunidad de aficionados, convirtiéndose en una sociedad elitista.
En este ámbito de cosas en esperanzador ver como en los resultados preliminares de la encuesta europea que FASFE está realizando a los aficionados españoles sobre la gestión y gobierno de nuestro fútbol, se pone de manifiesto una preocupación creciente de las aficiones ante estos temas, parece ser que los hinchas ven que sus clubes se alejan de ellos y consideran importante que se promueva la participación democrática en su seno para volver a sentirse unidos a sus clubes.
Será interesante conocer la opinión de los aficionados madridistas que han visto como sus compromisarios aprobaban la conversión del Real Madrid en un reino de millonarios, sobre si su club necesita más democracia o están contentos con que desaparezca. Esperamos ávidos los resultados de la encuesta que se conocerán en aproximadamente un mes.
Puedes responder a la encuesta europea para aficionados haciendo clic AQUÍ

También, en los últimos años, grupos de aficionados han fundado clubes alternativos democráticos tras la desaparición o perversión de sus clubes originales, los casos de la Unió Esportiva Figueres, el Club de Accionariado Popular Ciudad de Murcia, el Atlético Club de Socios o el Linares Deportivo son ejemplos de ello. En otros lugares, grupos de aficionados han devuelto la sangre participativa a clubes modestos al borde de la extinción como es el caso del Unión Club Ceares de Gijón.

Este descontento de los hinchas no es un fenómeno aislado de nuestro país, también en otros países europeos, algunos en los que hace mucho tiempo que el fútbol se privatizo como el Reino Unido, Francia o Italia han surgido iniciativas de este tipo y muchas de ellas participan activamente en el contexto europeo coordinados en Supporters Direct Europe.

Curiosamente, en este contexto de insatisfacción de las aficiones con sus clubes, cuando UEFA ve con simpatía la idea de que los clubes sean de sus aficiones, cuando también las instituciones europeas llaman a aumentar los canales de participación de los aficionados en sus clubes e incluso las autoridades españolas se plantean eliminar la obligatoriedad de ser sociedad mercantil para competir en categoría profesional, el pasado fin de semana en uno de los clubes que aun cuentan con canales democráticos de participación de los socios, nos encontramos con que se ha producido un hecho insólito que imposibilita que la casi totalidad de los socios puedan presentarse a las elecciones para presidir el club.

Con la obligación estatutaria aprobada el domingo de contar con más de veinte años ininterrumpidos de socio del Real Madrid y, sobre todo, con la obligación de avalar con el patrimonio personal el 15% del presupuesto del club, lo que rondaría cifras superiores a 75 millones de euros, ni una docena de socios del Real Madrid estarían capacitados estatutariamente para presidir la entidad. La razón aludida para este cambio es tratar de evitar que “cualquier aventurero” se convierta en presidente. Este argumento valdría para eliminar la democracia y convertirla en plutocracia (en este caso legal) en cualquier ámbito, incluso del gobierno de nuestros países, limitando el acceso a los centros de poder a aquellos con altísimo poder económico. Parece más bien una forma de perpetuarse en el poder del actual presidente, algo totalmente alejado de los principios democráticos que deberían guiar el gobierno de una entidad social de la importancia del Real Madrid.

Florentino PérezEs por lo tanto preocupante que el club de Concha Espina, uno de los pocos formalmente democráticos en nuestro país, vaya adoptando una deriva autoritaria que lo aleja de su comunidad de aficionados, convirtiéndose en una sociedad elitista.

En este ámbito de cosas es esperanzador ver como en los resultados preliminares de la encuesta europea que FASFE está realizando a los aficionados españoles sobre la gestión y gobierno de nuestro fútbol, se pone de manifiesto una preocupación creciente de las aficiones ante estos temas, parece ser que los hinchas ven que sus clubes se alejan de ellos y consideran importante que se promueva la participación democrática en su seno para volver a sentirse unidos a sus clubes.

Será interesante conocer la opinión de los aficionados madridistas, que han visto como sus compromisarios aprobaban la conversión del Real Madrid en un reino de millonarios, sobre si su club necesita más democracia o están contentos con que desaparezca. Esperamos ávidos los resultados de la encuesta que se conocerán en aproximadamente un mes.

 

 

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