La tormenta financiera en Grecia, seguida por una falta de interés en actividades de inversión y crecimiento, también ha afectado a su fútbol. La primera división, la Superliga griega padece niveles inmensos de deuda, mientras que la situación del otro deporte importante en el país, el baloncesto, tampoco tiene mejor pinta, el Olympiakos y el Panathinaikos siguen siendo hegemónicos pero los ingresos de los otros diez clubes son escasos.